Roma tuvo contacto con una gran cantidad de pueblos, algunos
de ellos denominados bárbaros, quienes iban a la batalla como una horda. Cargaban contra las formaciones
enemigas con intención de matar, pero con nula estrategia. Utilizaban la
sencilla estrategia de atacar de frente. Cabría destacar a los pueblos germanos, britanos o galos, que eran los más asiduos en usar este tipo de combate.
Estos pueblos, pese a la escasa organización de las tropas, contaban con cuatro principios: Tenían que tener una clara superioridad numérica,
atacaban cuando menos se esperaba, con una gran rapidez y, si era posible, hacían
uso de la geografía del lugar para beneficiarse, ya que solían combatir en sus
propias tierras y tenían un mayor conocimiento del territorio.
Este brutal método es útil, pero es menos eficiente cuando en frente se posiciona un ejército firme, disciplinado, bien equipado y organizado
como una legión romana. Sencillamente, la formación de los legionarios estaba
en ventaja sobre la “horda”. Estos pueblos solían ir a la guerra con grandes
espadas o hachas y descuidaban la protección, ya que no portaban ninguna
protección de importancia. Podían usar escudos, pero con el lanzamiento
de los pila se desbarataba la primera
línea de la formación enemiga. Cabe mencionar que esta formación era la que más
sufría el impacto de las jabalinas, ya que al no ir debidamente protegidos, experimentaba
un efecto devastador.
La intención de estas hordas se resumía en intentar romper la línea romana mediante cargas[1].
En ocasiones formaban una posición en cuña, pero la ya mencionada flexibilidad
de las legiones permitía defenderse de esa formación, además de poder aguantar
el combate durante más tiempo.
Otro tipo de unidad de estas hordas eran los carros, ya antes
usados en el Próximo Oriente[2].
Estos carros tenían un mayor poder de penetración en las filas de infantería,
pero una formación cerrada podía desbaratar una carga de carros, al igual que
las unidades de ataque a larga distancia romanas, como honderos, arqueros o con las
propias pila, podían abatir a estos
carros.
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