Si en la Historia Antigua destacaron unidades de arqueros montados,
esos fueron los pertenecientes al pueblo parto (Partia). Los partos basaban su ejército
en un gran número de arqueros montados, quienes hostigaban a distancia y eran
inalcanzables para la infantería pesada romana.
Si los romanos mandaban a su propia caballería para alcanzar
a estos arqueros montados, los jinetes romanos tenían una mayor probabilidad de
morir, ya que los partos eran expertos en el combate de desierto y su maestría
con el arco a caballo era notable. Podían disparar al galope y hacia atrás, lo
que hacía que una persecución a estos jinetes pudiera ser devastadora para los
perseguidores, ya que al tiempo que no lograban alcanzarles, eran asaeteados.
Otra estrategia parta era atraer a los ejércitos romanos al desierto, donde
quedarían sedientos si no tenían aprovisionamiento. Toda tropa que quedara en
el desierto sin agua y bajo el Sol quedaría expuesta a la muerte o a los
partos.
Hay que tener en cuenta que los partos solían combatir en
las dunas del desierto, por tanto, sus monturas tenían una mayor adaptación al terreno, mientras que la caballería romana no estaba adaptada. Otro factor a
tener en cuenta es que la infantería romana estaba equipada con armaduras pesadas. Al estar en
una región cálida y desértica, llevar una armadura pesada hacía que una marcha
fuera extenuante. Las tropas romanas tuvieron que adaptarse, ya que habían
sufrido grandes derrotas. La batalla más conocida es la de Carras, en el año 53 a. C. En tal lugar murió Marco Licinio Craso (triunviro junto a César y Pompeyo). Craso error. De esta batalla viene el origen
de la expresión, ya que fue aniquilado junto a seis legiones, además de haber
una “legión perdida” de la cual tengo previsto hablar en otro artículo.
En un principio, las legiones romanas avanzaban en su
formación habitual contra el ejército parto, pero es aquí cuando venía el
problema, pues el ejército parto no usaba la caballería como cuerpo de apoyo,
sino que el grueso del ejército era la caballería, haciendo imposible alcanzarlo
con la formación romana. Por ello, se tomaron distintas medidas para poder enfrentarse
a ellos. La primera medida fue
aumentar el número de atacantes a distancia, ya que así los romanos podían
responder con mayor eficacia a los proyectiles. Se utilizaron mayormente las
hondas y los arcos, además de las pila (jabalinas) que ya estaban en uso.
La segunda medida
era el uso de la formación cuadrado en
hueco, formación ya explicada en un artículo anterior, en la cual se
protegían de los disparos de los arqueros partos, mientras que en el interior
de la formación los arqueros y honderos romanos podían responder a los
proyectiles partos.
Por último, la tercera
medida era el intento de prender a los arqueros partos mediante la toma de
posiciones estratégicas, ya que así los partos se verían forzados al cuerpo a
cuerpo. La condición principal de esta medida era no separar las unidades, ya
que si quedaban aisladas tenían una gran posibilidad de caer a manos de los guerreros partos.
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