La estrategia militar bizantina se basaba en el uso de la caballería
arquera para hostigar a las tropas enemigas, después, la caballería pesada era
usada para cargar contra las formaciones enemigas, después de esto, las
unidades de infantería bizantina tendrían más fácil romper la línea enemiga, ya
que estarían desunidos y desorganizados. Era muy común que los bizantinos
estuvieran en desventaja numérica, lo que daba lugar a usar esas tácticas.
Esto es la teoría, pero hay varios elementos que hay que tener en
cuenta, ya que la caballería pesada, por su propio peso, no podía hacer cargas
a gran velocidad, solían hacerla al trote, lo que ya de por sí suponía un gran
empuje. Se daban ocasiones en las que una unidad pesada de infantería en
formación cerrada podría desbaratar la carga de los catafractos. Aún así, la
gran protección tanto del jinete tanto de la montura, hacía que aguantaran un
gran tiempo contra la infantería después de realizar la carga, cosa que no
podía hacer ninguna caballería de la época. La caballería solo tenía un
inconveniente, no podía ir en persecución de caballería ligera, ya que era
hostigada con proyectiles de esta.
En el asedio de Constantinopla también hay que tener en cuenta otros elementos estratégicamente defensivos. La muralla de
Constantinopla era triple [1][2], tenía más de 6 kilómetros de longitud y un gran
foso, también cerca 80 torres en el primer muro, de 8 metros de altura y 2 de
ancho. También la segunda muralla, de 13 metros de altura y 5 de ancho, con
cerca de 100 torres, lo que dificultaba el asedio para cualquier ejército. El único problema era que
no estaba adaptada para aguantar un asedio con artillería de fuego.
También se hacía uso de una cadena en el Cuerno de Oro, lo que hacía
imposible, o casi imposible, pasar una flota
al otro lado. También había una muralla que la separaba del mar de 13
kilómetros de 12 metros de alto, en la cual había cerca de 300 torres.
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