Las
tácticas militares de los vikingos eran bastante básicas y rudimentarias, ya
que no disponían de ejército regular. Por tanto, nunca destacaron por ser grandes estrategas en la batalla, sino que basaban su
éxito en los ataques rápidos y por sorpresa en los que atacaban un determinado
objetivo para luego realizar una rápida huida con el botín. La escasez de
ejércitos regulares y potentes en estos siglos (VIII-XI d. C), hizo que los vikingos (o nórdicos, mejor dicho) causaran
estragos con estas tácticas simples que sabían ejecutar a la perfección. No
obstante, cuando se tenían que enfrentar a ejércitos más organizados las
probabilidades de victoria disminuían drásticamente.
La
caballería vikinga era prácticamente inexistente, las batallas las realizaban a
pie. El caballo era más un elemento de prestigio que un instrumento para la
batalla, pues solo los dirigentes y guerreros más importantes iban a lomos de
caballos. Normalmente no luchaban en formaciones regulares, existían lazos de
lealtad y cohesión entre los guerreros y luchaban como una piña. Después de
realizar ataques a una determinada aldea o asentamiento, en ocasiones dejaban
escapar a varios aldeanos para que contasen lo que había pasado y cundiese el
pánico por la región, y es que el factor miedo era otro de los factores en los
que se apoyaban los vikingos.
Una
vez en el campo de batalla desarrollaban varias tácticas. Por un lado tenemos
la conocida como svinfylking, se trataba de una formación en ‘’V’’. En los
flancos de esta formación se colocaban los guerreros más fornidos y fuertemente
armados, mientras que en el centro se disponían arqueros y lanzadores de
jabalina. Esta formación solía utilizarse para romper las líneas enemigas, ya que la rotura de la línea enemiga daba un importante porcentaje de victoria.
Otra de las tácticas típicas de los vikingos era la conocida como Skjaldborg, consistía en una línea de guerreros con escudo, generalmente los más jóvenes, formando un muro tras los que se disponían otra serie de guerreros que ejercían presión. Por detrás de estos se situaban otros que lanzaban lanzas, jabalinas y flechas al enemigo. La desventaja de esta formación es que muchas veces los lanzamientos se hacían completamente a ciegas debido al gran contingente amigo que tenían delante. Igualmente, el muro de escudos era otro punto crítico, pues el escudo del soldado servía de protección a él mismo y al que tenía a su lado, por tanto era fundamental que el muro no se rompiese.
Otra de las tácticas típicas de los vikingos era la conocida como Skjaldborg, consistía en una línea de guerreros con escudo, generalmente los más jóvenes, formando un muro tras los que se disponían otra serie de guerreros que ejercían presión. Por detrás de estos se situaban otros que lanzaban lanzas, jabalinas y flechas al enemigo. La desventaja de esta formación es que muchas veces los lanzamientos se hacían completamente a ciegas debido al gran contingente amigo que tenían delante. Igualmente, el muro de escudos era otro punto crítico, pues el escudo del soldado servía de protección a él mismo y al que tenía a su lado, por tanto era fundamental que el muro no se rompiese.
En
cuanto al equipamiento que utilizaban vamos a empezar hablando de las armas de
ataque, en las que hay que destacar tres:
La
espada: Se podría decir que era la mejor arma, aunque también era la más costosa
de fabricar, por eso estaba reservada a los dirigentes y diferentes personas de
prestigio. Solían ser de hojas de doble filo y la empuñadura solía estar
ricamente adornada (más cuanto mayor era el rango). Las hojas solían ser de
buena calidad y estaban bien afiladas, pues se solían resguardar en fundas de
madera o cuero.
La
lanza: Una hoja de hierro en la punta atada a un asta de madera (con medida
variable). Eran armas concebidas tanto para larga como para corta distancia. Se trataba de un arma ligera, ya que hay imágenes en las que se ve a los vikingos lanzando dos lanzas a la vez.
El
hacha: Sin duda el arma más asociada a los vikingos, debido a su coste, más
económico que la espada, era la utilizada por la mayor parte de soldados. Las
había desde hachas ligeras, con un solo filo y que permitían el uso del escudo,
a hachas pesadas de doble filo en las que había que usar las dos manos y que
impedían el uso del escudo. Sin embargo, a cambio conseguían un ataque devastador con cada
golpe.
También
fueron usados arcos, flechas y dagas, pero tenían un papel más secundario en el
mundo vikingo, se optaba por otras armas arrojadizas como la jabalina.
En
cuanto a equipamiento defensivo hay que señalar tres elementos:
El
escudo: Es el elemento defensivo más importante, solía ser de unos 120 cm de
diámetro, hechos con tablas de madera con un agujero central protegido por una
plancha de metal, podían ser decorados con diferentes colores o con motivos
épicos en algunos casos. Es lógico pensar que los vikingos no solo usaron el
escudo de una manera defensiva, se puede imaginar por su estilo de lucha que
podrían haber usado el escudo para golpear al rival o bien derribarlo para
posteriormente acabar con él con el arma ofensiva.
Como
equipamiento personal tenemos la cota de malla, un chaleco de aros de metal
entrelazado, con un alto coste y reservado a los dirigentes y líderes. Para
absorber mejor los golpes normalmente dentro de la cota de mallas se vestían con
un acolchado interior.
Los
cascos entre los líderes solían ser de metal, mientras que entre
los soldados se daban los cascos de piel de animal, principalmente para
proteger del frío. En cuanto a los cuernos en los cascos de los vikingos,
forman más parte de la leyenda que de la realidad. Un arqueólogo encontró el ajuar de un nórdico y al ver los cuernos ornamentados (con los que se bebía) al lado del casco, relacionó erróneamente. Esta visión ha sido muy potenciada tanto por el cine como la literatura.
La
estrategia militar vikinga no se puede entender sin un elemento fundamental,
los barcos. Los vikingos fueron excelentes marineros, lo que les permitió su
expansión por Europa. Para ello construyeron barcos con numerosos avances para
su época, como por ejemplo, dotar a la quilla de la suficiente solidez para
aguantar un mástil o colocar el timón fijo en el lado estribor en lugar de
suelto, lo que otorgaba un mayor control de la nave. Los vikingos adoptaron las
velas para sus embarcaciones (se tiene constancia desde el siglo IX, aunque se
piensa que podrían haber sido utilizadas ya con anterioridad), lo que redujo el
esfuerzo y el tiempo de viaje. Estas velas solían darse con piel de morsa.
Las
naves de guerra eran estrechas en relación a su longitud y de bajo calado, algo que era fundamental, pues les permitía atracar en cualquier
bahía sin necesidad de puertos y adentrarse en los ríos. Esto
hacía que las aldeas costeras fueran especialmente vulnerables a los ataques vikingos.
Las naves vikingas fueron famosas porque la proa se curvaba y formaba una
figura fiera, como un dragón, y de ahí el nombre de estas naves ‘’drakkar’’ que
significa literalmente ‘’barco dragón’’. Se calcula que en las naves más
grandes podrían haber hasta 70 remeros mas 100 tripulantes más. En cuanto a la
velocidad que podían alcanzar, a remo sería entre cinco y seis nudos y a vela hasta diez. Estas naves eran lo suficientemente resistentes como para realizar
viajes hasta todos los puntos de Europa. Además, hay evidencias arqueológicas de la llegada de nórdicas a Islandia, Groenlandia y Norteamérica.
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